Fabiola garcia Liñan

Cada día me doy más cuenta de lo bueno y difícil que es saber quién eres y a dónde vas. Nuestra vida parece una ruleta, muchas opciones y un destino que sólo la suerte decidirá. No es así. Mis años y mi experiencia me han demostrado que somos mucho más dueños de nuestro destino de lo que creemos.
Ayer me levanté mustia, sí, como las flores cuando se quedan sin agua. Me miré al espejo y lo que vi no me gustó. El colorete y la barra de labios parecían parches de una careta. Por supuesto no es la primera vez que me levanto así y no será la última. Esto de ser mayorcita tiene sus cosas buenas, que ya te conoces y sabes qué puedes hacer para remediar este desaguisado. Tienes que ir a la tienda, tienes que lucir sonrisa y agrado...¿¿¿Como???
Yo me arreglé como siempre, me puse un chaquetón abrigadito, mi bolso en la mano y salí de casa sabiendo que tenía que conseguir un cambio. Desayuné una tostada cono aceitito de oliva y un café. Lo saboreé, lo tomé despacio, masticando lentamente para dejar que los sabores entraran dentro de mí. Me dije: está muy rica.
Me dirigí hacia la tienda y procuré pasar junto a la Giralda y mirarla detenidamente ¡Muy hermosa¡ pensé, ¡Unica! ¡Qué suerte vivir tan cerca de esta maravilla! Mientras caminaba respiraba hondo, muy hondo, hasta que el aire llegaba a mi estómago. Avancé y me encontré con el Ayuntamiento ¡Otra belleza! Seguí respirando hondo y me fue aflorando una sonrisa ¡Qué suerte vivir tan cerca de esta otra maravilla! Y seguí caminando contemplando los adornos navideños, el ajetreo de la calle...¡La vida!
Llegué por fin a mi tienda y me emocioné. Acababa de sacar la nueva colección de trajes de flamenca y los vi colocados en los percheros...me parecieron preciosos. Color, color, color...Me dio un subidón de ánimo y cuando me di cuenta no me acordaba de porqué me levante triste ¡Seguro que era por una tontería!

¿Cómo se puede estar triste viviendo en un sitio tan especial y teniendo tantas cosas bonitas y buenas que me rodean?