HISTORIA

Comencé escribiendo un blog hace cinco años, cuando apenas nadie conocía lo que era. Como siempre mi espíritu inquieto  quiso probar algo nuevo y no se me ocurrió mayor locura que crear una especie de revista con mil temas diferentes, literatura, viajes, moda, niños….Un TELVA  en miniatura. La avaricia rompe el saco y me fue imposible compaginarla con las mil quinientas cosas que he de hacer cada día, incluida la publicación de una novela. Pero siempre me quedó ese run run que me decía que aquello me gustó y que quizás pudiera retomarlo con más sentido de la medida.


Los pequeños de la casa a la Feria de Palma del Rio.
Soy una persona enamorada del simple hecho de vivir. Casi todo me entusiasma. Y uno de mis grandes amores es el flamenco y sus trajes. Desde que me puse mi primer traje de flamenca para ir a la feria supe que entre él y yo iba a surgir algo muy especial. Era yo entonces una niña pequeña, frente al espejo, con mi traje turquesa con lunaritos blancos, mis diminutos zapatos de tacón , tres margaritas prendidas en el pelo, pendientes de clip blancos y pulseras que chocaban unas contra otras y producían un adorable tintineo…¡No puedo olvidar ese momento! Me puse a dar vueltas, a taconear, a mover las manos…¡Me sentí absolutamente feliz! 

¡¡¡Feliz!!!
De jovencilla siempre anduve con tela, aguja e hilo entre mis manos. Terminé mi carrera de filología porque quería ser escritora pero al mismo tiempo que estudiaba cosía mis vestidos de fiesta, tejía mis chalecos…me encantaba convertir los tejidos en formas diferentes y creativas y además ponérmelos. En fin no me acostumbraba a tener las manos ociosas.
Con mi hermano Nacho.



Con diecisiete años me regalaron mi primer traje de flamenca a medida. Me lo hicieron las hermanas Morales ¡Quién no se acuerda de ellas! Blanco con tiras bordadas. No podéis imaginar la emoción que sentí cuando lo estrené. Mi madre me compró tres mantoncillos de distintos colores para que me adornara cada día diferente y yo disfruté como si de mi traje de novia se tratase.
Ni qué decir tiene que aquel maravilloso traje blanco me duró una eternidad.

Mi traje blanco.

Me casé, terminé mi carrera ese mismo año y empecé a tener hijos …y pensé trabajar en casa para poder cuidarles mejor. Con lo ruidosos que eran no podía ponerme a escribir ¡Eso lo tenía claro! No se me ocurrió otra cosa que montar una pequeña tienda de trajes de flamenca en el maravilloso salón de mi casa, con techo decorado con exquisitas guirnaldas de escayola, chimenea de mármol, alfombra de la Real Fábrica…un lujazo. Eso sí, estaba un poco alejada de la zona comercial, en el Barrio de Santa Cruz. Allí con un par de máquinas de coser y una modista trianera , Manoli, que tenía todo el arte y que era poco mayor que yo, emprendí mi carrera de diseñadora. De cualquier retal de tela conseguíamos un traje de gitana único, nada se parecía a nada, todo era muy original…lo pasamos bomba. Comencé a diseñar camisones de novia y prendas para la casa como mantelerías, juegos de cama…para tener trabajo todo el año. Ampliamos, llegaron Pilar y Ana que cosían como los ángeles y nos marchamos a la calle. Había que buscar un local en una zona comercial.
 


De esto hace veinticinco años y puedo prometer que tengo la misma ilusión que entonces y que diseñar para mí es el mayor placer. Me sigo emocionando frente a un trozo de tela, un color, una textura…no me resisto a acariciar los tejidos pidiéndoles que me hablen, que me sugieran cómo se sentirían más cómodos, con capa, con frunce…más adornados, menos. Y si algo me caracteriza es mi enamoramiento del color, de los volantes y de ese estampado tan nuestro que es la tela de lunares.
Mis colecciones son color y movimiento. Volantes con vida propia. Vestidos favorecedores y muy elegantes sin dejar de ser flamencos.

                                   Recuerdos de Feria.

 






En el Palco de la Maestranza.Tarde de toros



Disfrutando de una buena faena de toros



En la plaza de toros.Concurso de enganches













No hay comentarios:

Publicar un comentario